Patrimonio

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Iglesia de la Vera Cruz

Iglesia de la Vera Cruz en Santa Cruz de la Sierra.

Arte Cisterciense en Extremadura

 

El mito de la cruz verdadera, la de Cristo, corre por todas parte como polvo que lleva el viento. Son muchos los lugares que dicen poseer un trozo de la cruz, algunos de muy antiguo. En Santa Cruz de la Sierra, aunque existe una reliquia del Lignun Crucis, venida hace poco mas de una decena de años, casi que podemos asegurar que antes de ella hubo otra que da lugar a todo.

img_5569-801x1200En ningún lugar de España existe el mito antes del siglo XIII. Sólo en Santa Cruz encontramos una referencia expresa a la cruz antes de esa fecha, concretamente en el 828 ya sabemos que se llamaba así, un nombre que pervive incluso durante el dominio musulmán y que debió tomar cuerpo en los primeros siglos de la era cristiana.

La proximidad de Mérida invita a pensar que por estos lares hubo seguidores de Cristo desde los primeros momentos del cristianismo. El caso es que el resto más antiguo en la iglesia es una columna de época visigoda del siglo VII, del tiempo de la cita de la población que nombramos antes. Para muchos historiadores, la iglesia está encima de una mezquita que a su vez lo hizo sobre otras de momentos visigodos e incluso romanos.

El templo que hoy vemos es una curiosa mezcla de tiempos, estilos y los vaivenes de los hombres y sus posibilidades económicas.

Su origen es incierto, la mayoría de los autores hablan del siglo XIII para la fachada oeste, sin duda la imagen más imponente y característica de esta iglesia.

Hay incluso quien dice que hasta el XV no empezó esta construcción.

Cierto es que los sillares que cubren la práctica totalidad de la fachada, con sus marcas de cantero, son típicos del románico, sobre todo en su etapa final.

Mas misterio aportan los dos huecos, a modo de campanario o espadaña, que tapados se pueden observar en la parte derecha de la portada.

En lo que a Santa Cruz de la Sierra respecta existe un periodo de mas de treinta años de dominio cristiano, concretamente entre 1166 y 1196. Momento en que nada se sabe del dueño de la población y castillo después de que un bandido portugués se hiciera con toda la tierra de Trujillo. Sólo en los últimos diez años, desde 1186, sabemos que está en poder de Pedro Fernández de Castro, Señor de Trujillo, Santa Cruz, Montanchez, Monfragüe, Zorita, Solana...

Estos años de oscuridad bien pudieron corresponder al control de la Orden del Temple sobre el entorno, dato sobre el que no se tiene más que una tradición medieval poco constatada.

El carácter cisterciense de los monjes guerreros que hacían la Cruzada por estas tierras está muy presente. Un arte que está a caballo entre el románico que ya queda atrás y el novedoso gótico importado por estos caballeros.

La iglesia de Santa Cruz adopta los nuevos símbolos, pero con la hechuras de lo anterior. Además del clásico sillar románico y una espléndida portada con arco ojival, no pretende tener la altura de los templos góticos.

En los motivos decorativos utilizan algunas figuras mitológicas como centauros y sirenas, ya casi de modo residual o resto de otra fachada anterior, ya que hay una clara diferencia en la piedra de éstos con el resto; ahora lo que está de moda son los motivos florares que rellenan cada una de la jambas que encontramos en la magnifica portada.

El rosetón no será redondo, sino que utiliza un arco rematado en ojiva, con la decoración característica del gótico, dando al conjunto una estampa poco frecuente.

La Torre está encastrada en la nave principal, lo que nos dice que se hizo al mismo tiempo. Desde luego la traza constructiva intenta parecerse a la fachada sin conseguirlo. Los sillares son de tamaños variables y no forman filas tan perfectas como en el resto.

En la parte que da al oeste tiene dos figuras que parecen caras, pudieran ser muy antiguas. Uno de los sillares tiene una extraña inscripción

La nave principal se corresponde con la iglesia antigua, sea de finales del XII o del XIII. Tiene tres tramos sujetos por dos arcos ojivales que sirven para asentar el artesanado de madera que tuviera en sus orígenes, arrancan muy bajos, dos metros aproximadamente, donde hay unos capiteles decorados con flores y hojas, al contrario del gótico pleno, no trata de tomar altura ..

Los contrafuertes que dan consistencia a la construcción están embebidos en el interior del templo dando un poco más de amplitud a la iglesia y dibujando las vertientes del tejado.

El rectángulo de la nave principal está realizado con piedras de distintos tamaños, muchas de ellas de reaprovechamientos, muy interesante rodear la iglesia por el exterior observando multitud de grandes lápidas romanas, puertas tapiadas y otros interesantes restos arqueológicos.

En el costado sur hay una ventana de dos arcos lobulados y una inscripción de caracteres poco claros y origen incierto, algunos dicen pero pudiera corresponder al único resto árabe del templo.

En el siglo XVI se realizan importantes obras, sobre todo de ampliación, aunque el interior sufrió varios cambios importantes.

La principal intervención fue la ampliación por la cabecera del templo, donde se construyó un ábside bastante grande para lo habitual.

Aumentó considerablemente el espacio para los fieles y también para el sacerdote con una cabecera de tres lados donde instalaron el retablo-relicario que remata la nueva construcción..

 

Abrieron un gran arco de medio punto que sostuviera la cúpula realizada íntegramente de sillares de granito, lo que le da la consistencia de un fuerte caparazón.

Remata en la clave principal con el escudo del mecenas de tan importante obra: el obispo de Plasencia: Gutierrez Álvarez de Toledo, que utiliza el ajedrezado típico de la Casa de Alba, fundada por su padre.

En el exterior construyeron un bonito soportal de siete arcos que recorre todo el costado sur del edificio, haciéndole notablemente más esbelto y no desentonando en absoluto con la construcción anterior, amen de congeniar perfectamente con el resto de la bellísima plaza de la población.

IMG_4122-(1100x733)En la parte trasera de la iglesia hicieron un coro apoyándose en tres arcos que se sostienen al los lados en el gran arco ojival del primer tramo.

Los capiteles parecen de otro lugar, los dos son bien curiosos, con la robusted de muchos de inspiración clásica pero más decorado, con motivos los motivos florares que vemos en otras partes y con la flor de lis.

La escalera de subida es todo un derroche de imaginación y virguería, con detalles platerescos que lucen de sobremanera.

También ampliaron el lateral izquierdo abriendo grandes arcos y construyendo capillas hacia el exterior: la capilla de Santa Rita y otra con un Virgen María

 

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Llama mucho la atención el palco en granito construido en el lateral de la izquierda, ocupando el segundo tramo. Todavía conserva el blanco y negro decorando el conjunto.

Denota ser hecho por y para la nobleza y el alto clero de la época. Debajo del palco instalaron la pila bautismal, como toda la construcción de granito, de una sola pieza.

El altar mayor es un losa de granito sostenido por tres pilastras, la del medio merece una parada: aparte de ser una obra de arte de gran valor es el resto visible más antiguo de la iglesia.

Un trozo de columna de época visigoda que ya nombramos antes.

Tiene una gran cruz por delante y otra por detrás, al estilo del momento; encima los símbolos utilizados la serpiente en un lado y la paloma en el otro.

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El retablo-relicario si que merece parar, con mucho tiempo, pues cada hornacina guarda o guardaba un resto de santo o instrumentos usados o en contacto con ellos.

Una colección impresionante a juzgar por su inventario de finales del siglo XIX: la canilla del brazo de San Jerón, relicario de San Antonio Abad, hueso de San Clemente mártir, algunas están vacías y otras contienen calaveras forradas en terciopelo, huesos o huesecillos sin referencia alguna.

Como adornos del retablo hay algunas esculturas que también contienen reliquias.

 Muy relevante es un hermoso cuadro de madera bien tallado , forrado de terciopelo encarnado y en el centro un hueso de San Fulgencio, patrón del Obispado de Plasencia, recordar que las reliquias de San Fulgencio y Santa Florentina están en Berzocana, donde no se tiene constancia de la salida de ningún resto hacia Santa Cruz.

Hace no demasiados años, el párroco, siguiendo la pista de relicarios acarreó una cruz que expone dos relevantes restos.

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El Lignum Crucis, Cruz Verdadera o Santa Cruz, que de las tres formas se conoce y otra de San Felipe Neri, un santo italiano del siglo XVI.

Sobre la autenticidad de ésta y las otras reliquias no nos paramos, se sabe bien poco del origen de las mismas, en cualquier caso merece la pena conocer y valorar esta importante tradición.

Pero hay una reliquia que si ha llegado al corazón de la gente de Santa Cruz, es un resto de Santa Rita.

Tras el desmantelamiento del Convento se trasladó a la iglesia; prácticamente, es lo único de la obra de los Agustinos que quedó buen sabor de boca en la población.

Actualmente se sigue haciendo una peregrinación el día de Santa Rita,  el 22 de Mayo, acudiendo mucha gente de todos los pueblos de alrededor, que siguen dando gracias por las promesas cumplidas por la Santa.

Está considerada como la abogada de los casos imposibles.

 

El púlpito es muy antiguo, se sitúa en el costado derecho, aunque como muchos de los elementos ha sido movido de su espacio original.

Es otra obra de arte que encaja armónicamente en el conjunto. Está datado en el siglo XV y la decoración es gótico muy austero aunque refinado, con gran calidad y acabado. 

Nuevamente utiliza figuras mitológicas en la base, una decoración floral y la geometría de los arcos. Muy bonito.

Hay una escultura de San Joaquín muy interesante, también vino del desmantelamiento del Convento. 

 

 

Tipo
Iglesia

En lo alto del pico de Santa Cruz se conservan restos de un castillo árabe, viviendas y cementerio.  En la misma localidad se halla un arruinado convento agustino del siglo XVII, con la iglesia de mampostería de cruz latina, celdas, claustro y numerosas dependencias. Se conservan restos de pintura mural, con motivos vegetales, geométricos y animados. De los retablos e imágenes que tuviera, sólo se conserva una pequeña imagen en granito de San Agustín, de hacia 1700.  En un lateral de la plaza, se alza el templo parroquial de la Vera Cruz, con aparejo de mampostería y sillería granítica. En la fachada de occidente se abre una portada apuntada muy decorada. El costado sur está precedido de un pórtico de siete arcos de medio punto sobre pilares de sencilla molduración que apoyan en un zócalo liso. Se accede al interior por una portada de medio punto, flanqueada por columnas compuestas sobre plinto; con sencillo entablamento y frontón recto. La torre, con remate piramidal, se alza a los pies del templo. En interior consta de nave única, con cubierta de madera remozada a dos aguas; capilla mayor ochavada con dos tramos de bóvedas de terceletes, en donde se lee la fecha "Año de 1503". A los pies se levanta el coro, con arcos de medio punto enmarcando el central, escarzano; actúan de soporte columnas con capiteles con volutas invertidas y telas colgantes. El templo puede datarse en los inicios del s. XVI. La puerta de la epístola y el pórtico que la precede pueden situarse en los inicios del s. XVII. Se conservan en el templo piezas muebles de cierta calidad artística: el púlpito de granito y la pila bautismal, de principios del XVI, donde aún se observan elementos decorativos góticos. Otras piezas destacables son el retablo mayor del s. XVII y varias imágenes barrocas como la de Santa Rita y la de Nuestra Señora de la Consolación.