El Convento de San Joaquín del s. XVII declarado Bien de Interés Cultural (BIC), fue construido alrededor de un pozo de aguas milagrosas que tenía una gran peregrinación desde Portugal y todo el reino de España.
El brocal del pozo fue realizado por los monjes Agustinos Recoletos. En 1808 las tropas de Napoleón asesinaron a casi todos los frailes quedando sólo doce a cargo del convento. En 1835, con la desamortización de Mendizábal salió a la venta. Cuando los frailes abandonan el convento debido a la mala relación que tenían con el pueblo a causa del agua y el mal estado del convento, se expolió parte de los habitáculos quedando en pie únicamente la iglesia y su pozo de aguas milagrosas.
Hoy en día el pozo está cegado, el brocal ha sido expoliado por su propietario. La iglesia y su cúpula sufren un gran deterioro.